Kompromat – 10,000 Russos

La discreta pero potente banda originaria de Porto nos ofrece en su nueva entrega del 2019 un álbum sintético que nos pone de manifiesto un dínamo de la música que ronda y amalgama la mente de sus creadores. No se trata de un homenaje, no hablamos de una mirada nostálgica al pasado; estamos frente a la articulación de un lenguaje contemporáneo que mastica y depura elementos del kraut en algo que nos habla del siglo XXI y sus intrincadas cavernas musicales.

Las capas  de sonido se superponen a sí mismas, rítmicamente es una ancha autopista donde hay cabida para texturas envolventes pero siempre guiados melódicamente por el ominoso bajo de André Couto que prácticamente se convierte en un drone que ilumina a media luz el oscuro sendero de las 5 piezas que componen la entrega de la banda.

Algo que atrapa y engancha de Kompromat es la paciencia para la construcción sonora que ha adquirido la banda. Es una suerte de paradoja: hay una inquietante sensación alterada y  reminiscente de post-punk que se conjura, se agazapa para explotar pero jamás se vuelve grandilocuente o desbordante pero es un constante latido, un beat inmanente que no se puede ocultar o silenciar. Existe también en este pasaje de 40 minutos una noción de rondar con nuestros sentidos en estado de alerta un sombrío pasaje pero de forma lenta, agachados, de pronto a tientas muy cerca del suelo pero sin detenernos. Y sin duda esta poderosa combinación dual de acción-restricción le confiere al álbum un característico semblante con muchos matices de grises oscuros, muy aptos para los tiempos que vivimos.

A partir de aquí y de este álbum, el reto de 10,000 Russos es encontrar colores de su misma paleta que le permitan explorar otros espacios de esa caverna propia, que nos compartan los resquicios y fisuras donde haya algo emocionante que compartirnos.